Qué es la Academia
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El teatro hace que cada ser humano que tiene la osadía de adentrarse en él se enfrente profunda, temerosa y maravillosamente a su propia humanidad. Para un actor, entender es hacer, y no sólo hacerlo una vez, sino tener la capacidad de hacerlo como quiere y cuando quiere.
Este proceso de "Entender – Hacer" es muy largo, y se consigue a lo largo de los años, poco a poco, con un estudio continuado de unas mismas metodologías, es decir, con el conocimiento y entrenamiento en una técnica actoral. Esto, tendrá como resultado la construcción de una segunda naturaleza, tan auténtica como la propia del actor.
A través de la técnica, el actor aprende a encontrar o desarrollar un método consciente para convocar aspectos subconscientes: creatividad, imaginación, inspiración…
El desarrollo de este aprendizaje es circular, progresivo y acumulativo. Solo así, la adquisición de esa segunda naturaleza, que es creada de manera artificial, pasará a ser natural.
Este aprendizaje se da siempre en público, es un aprendizaje, el del intérprete, de riesgo, porque experimenta constantemente el sentimiento de vulnerabilidad. Es por esto, por lo que es responsabilidad del docente generar un espacio seguro de trabajo, sostenido en la confianza, en la exigencia, en el proceso y que huya de juicios y expectativas resultadistas.
El profesor ha de trabajar con el/la intérprete desde el respeto absoluto a su individualidad, a su proceso, a sus tiempos, a su creatividad y a sus criterios, orientándole de manera constructiva en el desarrollo de sus capacidades.